David W. Johnson

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Biografía

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17,31 

Para 18 años
El propósito de este libro es proporcionar una guía práctica sobre el uso de grupos de aprendizaje cooperativo como contexto para la evaluación de grupos, la coevaluación, la evaluación individual y la autoevaluación. Ofrece un amplio abanico de procedimientos de evaluación que en su mayoría requieren un contexto de grupo. Se presupone que la evaluación individual se corresponde con un aprendizaje individual, pero este es un concepto erróneo. Se ha demostrado claramente que la transferencia del grupo al individuo es mayor que de individuo a individuo. Los ambientes cooperativos en el aula permiten a los alumnos cuidar los unos de los otros y favorecer al mismo tiempo su aprendizaje y el de los demás. El aprendizaje en grupos cooperativos crea un escenario en el que se pueden integrar bien diversos procedimientos de evaluación, el más adecuado para mejorar la formación de cada uno de los miembros del grupo y para tener éxito como profesor. El requerimiento de una mayor competencia en los centros educativos ha llevado a poner el énfasis en el proceso de evaluación. En esta obra presentamos un amplio abanico de procedimientos para la evaluación en un formato lógico y práctico, de fácil comprensión. La mayoría de los procedimientos de evaluación más importantes e interesantes requieren un contexto de trabajo en grupo. Los grupos de trabajo proporcionan el contexto en el que integrar los procesos de evaluación con la enseñanza de forma que mejore el aprendizaje individual de todos sus miembros. Con la utilización de los grupos de trabajo el docente puede relacionar lo que se enseña con lo que se evalúa. Cuanto más eficaz sea el vínculo entre la enseñanza y la evaluación en los grupos, más aprenderán los alumnos y más eficaz será el docente.
 

19,23 

Para 18 años

¿Por qué muchas veces se toman decisiones desde una perspectiva individual, sin tener en cuenta otros puntos de vista? ¿Las diferencias de opinión potencian u obstruyen el pensamiento crítico? ¿Es aconsejable buscar personas con una opinión diferente a la nuestra y atender las objeciones que encuentren a nuestra postura? El presente libro analiza la naturaleza del desacuerdo entre distintos miembros de un grupo al que corresponde decidir sobre un tema, y la aplicación de la controversia constructiva, uno de los métodos más eficaces que existen para potenciar la creatividad, la innovación y la toma de decisiones. Si los docentes aplican con frecuencia la controversia constructiva, dejarán impresa en los alumnos la huella de la investigación intelectual, que consiste, entre otras cosas, en construir argumentos coherentes, ser persuasivo en la presentación de los datos, analizar de forma crítica las posturas de los otros, rebatir el cuestionamiento de los demás, contemplar los problemas desde diversas perspectivas y llegar a una decisión razonada.

Las claves del libro
1. Formar grupos cooperativos de cuatro
Las controversias tienen que estructurarse en grupos cooperativos de cuatro. Estos grupos se dividen en dos parejas y se asigna una postura a cada pareja, para que prepare la defensa con ayuda de los materiales necesarios. La tarea debe estructurarse de forma que haya, al menos, dos posturas bien documentadas, a favor y en contra. El objetivo cooperativo es que los alumnos tomen la decisión mejor razonada sobre el tema de discusión.
2. Establecer unas normas de interacción
Es importante que los alumnos comprendan que el propósito de defender y criticar no es ganar, sino dejar claros los puntos fuertes y los puntos débiles de diferentes formas de actuación, de manera que se pueda alcanzar un acuerdo conjunto que represente la mejor defensa posible que se pueda hacer. Cuando preparan sus posturas, los alumnos pueden comparar su trabajo con el de los compañeros de otros grupos que estén defendiendo la misma postura. Se pueden compartir ideas sobre cómo presentarla y defenderla de un modo más eficaz. Los resultados positivos conseguidos con un grupo de aprendizaje cooperativo se pueden ampliar a toda la clase, mediante la cooperación entre los distintos grupos.
3. Supervisar y reorientar conductas
Los docentes deben anotar en una hoja de observaciones las conductas mejorables y las apropiadas, tales como: aportar ideas, hacer preguntas, expresar sentimientos, escuchar activamente, mostrar apoyo. También pueden ayudar a los alumnos, cuando expresen que lo necesitan, a: aclarar alguna indicación, revisar conceptos y estrategias importantes, responder a preguntas, aprender nuevas destrezas de aprendizaje cooperativo. Y, finalmente, tienen que ofrecerles el feedback necesario para mejorar y ser más competentes en futuras prácticas de controversia constructiva.

7,68 

Para 18 años

¿Por qué muchas veces se toman decisiones desde una perspectiva individual, sin tener en cuenta otros puntos de vista? ¿Las diferencias de opinión potencian u obstruyen el pensamiento crítico? ¿Es aconsejable buscar personas con una opinión diferente a la nuestra y atender las objeciones que encuentren a nuestra postura? El presente libro analiza la naturaleza del desacuerdo entre distintos miembros de un grupo al que corresponde decidir sobre un tema, y la aplicación de la controversia constructiva, uno de los métodos más eficaces que existen para potenciar la creatividad, la innovación y la toma de decisiones. Si los docentes aplican con frecuencia la controversia constructiva, dejarán impresa en los alumnos la huella de la investigación intelectual, que consiste, entre otras cosas, en construir argumentos coherentes, ser persuasivo en la presentación de los datos, analizar de forma crítica las posturas de los otros, rebatir el cuestionamiento de los demás, contemplar los problemas desde diversas perspectivas y llegar a una decisión razonada.

7,68 

Para 18 años
El propósito de este libro es proporcionar una guía práctica sobre el uso de grupos de aprendizaje cooperativo como contexto para la evaluación de grupos, la coevaluación, la evaluación individual y la autoevaluación. Ofrece un amplio abanico de procedimientos de evaluación que en su mayoría requieren un contexto de grupo. Se presupone que la evaluación individual se corresponde con un aprendizaje individual, pero este es un concepto erróneo. Se ha demostrado claramente que la transferencia del grupo al individuo es mayor que de individuo a individuo. Los ambientes cooperativos en el aula permiten a los alumnos cuidar los unos de los otros y favorecer al mismo tiempo su aprendizaje y el de los demás. El aprendizaje en grupos cooperativos crea un escenario en el que se pueden integrar bien diversos procedimientos de evaluación, el más adecuado para mejorar la formación de cada uno de los miembros del grupo y para tener éxito como profesor.
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