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La mayoría de las escuelas están diseñadas con vistas a un modelo educativo centrado en el profesor. La desconexión entre la innovación centrada en el alumno que muchos educadores quieren implantar y lo que el ambiente educativo les permite hacer constituye así un verdadero problema. Este libro muestra que un centro educativo bien diseñado se convierte en un catalizador para el cambio pedagógico, y proporciona estrategias para transformar la educación mejorando la distribución y el uso de espacios. A lo largo de la obra se hace referencia a la idea del “edificio que aprende”, que es acogedor, respalda el aprendizaje de un modo innovador, y versátil, se adapta a las necesidades de alumnos y profesores, a medida que estas van evolucionando. Un edificio ágil fomenta la colaboración, permite que estudiantes y docentes pongan en funcionamiento una variedad más amplia de experiencias educativas, forma a personas mejor preparadas para asumir los desafíos de un mundo en constante cambio.
Los edificios de los centros educativos tienen que diseñarse desde el principio con el objetivo de garantizar cuatro principios del diseño esenciales. Tienen que ser acogedores, versátiles, dar cabida a diversas actividades educativas y trasladar mensajes positivos sobre actividad y comportamiento. Este enfoque difiere en gran medida del diseño que presentan la mayoría de los centros educativos actuales, donde la voz cantante la lleva la funcionalidad y no la calidad. Esto significa que el diseño de los centros se evalúa según la capacidad de los espacios individuales de cumplir con su función y poco más. Se considera que las aulas están bien si pueden acoger a un determinado número de alumnos; que las cafeterías son un éxito si puede atender a un cierto número de alumnos dentro de un tiempo establecido; que los laboratorios son eficaces si cuentan con el equipamiento necesario para realizar las actividades que marca el currículo, etc. Los cuatro principios del diseño mencionados garantizan las siguientes seis estrategias educativas: aprendizaje centrado en el alumno, colaboración entre docentes, clima escolar positivo, integración de la tecnología, horarios flexibles y relación con el medioambiente, la comunidad y la red global. La tesis que apoya este libro es que un edificio escolar bien diseñado tendrá un aspecto diferente día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año. Los cambios serán el resultado directo de la forma que den sus ocupantes al ambiente en el que aprenden, de manera que se adapte a las necesidades de la actividad educativa que el centro quiera llevar a cabo.
El equipo editorial de SM ha seleccionado cuidadosamente estos libros:
11,54 €
19,23 €
15,38 €
Este libro está dirigido a padres que quieran elegir la clase de juguetes y actividades para sus hijos, docentes en busca de nuevas formas de ayudar a sus alumnos a aprender, directores de escuela que deseen poner en práctica propuestas educativas novedosas, diseñadores que crean nuevos productos o actividades dirigidas a un público infantil o, simplemente, a aquellos que sienten interés por los niños, el aprendizaje y la creatividad. En él se pone de manifiesto que, con el diseño y el estímulo adecuados, las nuevas tecnologías pueden permitir que todos los niños, sin importar su procedencia, dispongan de un mayor número de oportunidades para experimentar, explorar y expresarse, a la vez que, durante el proceso, logran desarrollarse como pensadores creativos. El pensamiento creativo ha sido siempre, y seguirá siéndolo en el futuro, un elemento fundamental que otorga sentido a nuestras vidas. Ser un pensador creativo no solo produce beneficios económicos, sino también alegría, plenitud, propósito y significado. Los niños no se merecen menos.
7,68 €
La llamada neuroeducación es una ciencia emergente, que nos abre la expectativa de entender cómo aprende el cerebro y la gran esperanza de lograr que la escuela sea un espacio de plena inclusión, donde todas las personas desarrollen al máximo su potencial.
Frente a la avalancha de propuestas comerciales de entrenamiento cognitivo que llaman a las puertas de la escuela, sin base experimental y con grandes intereses económicos, el método HERVAT aporta un acercamiento pragmático -asumiendo las limitaciones de la experimentación- y una vocación de gratuidad total de las aportaciones.
El programa presentado en este libro es, ante todo, una hipótesis de trabajo que busca evidencias de confirmación o refutación por vía experimental, con el fin de aprovechar los descubrimientos neurocientíficos en el desarrollo de la memoria, la atención y el aprendizaje. El propio autor explica en las consideraciones finales que su propuesta es solo un primer paso que necesita más investigación: “el afianzamiento del programa neuroeducativo HERVAT en el contexto educativo necesita mucho más tiempo de aplicación y muchas investigaciones para poder dar una respuesta científica lo suficientemente robusta como para poder incluirlo en los sistemas de enseñanza de forma segura y eficaz.”
HERVAT no es un programa para aprender, sino para preparar al cerebro del alumno para que aprenda. Por eso, está diseñado para que los niños lo ejecuten durante cinco minutos antes de cada clase. Las pruebas objetivas, hechas con grupos de control, parece que confirman cambios beneficiosos en el funcionamiento cognitivo. Y, lo que es más importante, en los centros educativos en que se ha implantado, los docentes reconocen una mejoría en el rendimiento de los alumnos.
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Este libro está dirigido a padres que quieran elegir la clase de juguetes y actividades para sus hijos, docentes en busca de nuevas formas de ayudar a sus alumnos a aprender, directores de escuela que deseen poner en práctica propuestas educativas novedosas, diseñadores que crean nuevos productos o actividades dirigidas a un público infantil o, simplemente, a aquellos que sienten interés por los niños, el aprendizaje y la creatividad. En él se pone de manifiesto que, con el diseño y el estímulo adecuados, las nuevas tecnologías pueden permitir que todos los niños, sin importar su procedencia, dispongan de un mayor número de oportunidades para experimentar, explorar y expresarse, a la vez que, durante el proceso, logran desarrollarse como pensadores creativos. El pensamiento creativo ha sido siempre, y seguirá siéndolo en el futuro, un elemento fundamental que otorga sentido a nuestras vidas. Ser un pensador creativo no solo produce beneficios económicos, sino también alegría, plenitud, propósito y significado. Los niños no se merecen menos.
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El programa presentado en este libro es, ante todo, una hipótesis de trabajo que busca evidencias de confirmación o refutación por vía experimental, con el fin de aprovechar los descubrimientos neurocientíficos en el desarrollo de la memoria, la atención y el aprendizaje. El propio autor explica en las consideraciones finales que su propuesta es solo un primer paso que necesita más investigación: “el afianzamiento del programa neuroeducativo HERVAT en el contexto educativo necesita mucho más tiempo de aplicación y muchas investigaciones para poder dar una respuesta científica lo suficientemente robusta como para poder incluirlo en los sistemas de enseñanza de forma segura y eficaz.”
HERVAT no es un programa para aprender, sino para preparar al cerebro del alumno para que aprenda. Por eso, está diseñado para que los niños lo ejecuten durante cinco minutos antes de cada clase. Las pruebas objetivas, hechas con grupos de control, parece que confirman cambios beneficiosos en el funcionamiento cognitivo. Y, lo que es más importante, en los centros educativos en que se ha implantado, los docentes reconocen una mejoría en el rendimiento de los alumnos.