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Esta obra es un conjunto de lecciones reales en las que docentes formados en el Aprendizaje Basado en el Pensamiento (TBL) enseñan a sus alumnos a ser buenos pensadores. Para ello, previamente estructuran el aula en grupos de pensamiento colaborativo y les proporcionan un andamiaje de preguntas abiertas. Después, van guiando a los alumnos, poco a poco, en el uso de organizadores gráficos, les motivan a buscar y seleccionar información por ellos mismos, expresarla por escrito y pensar en su pensamiento. De este modo, lograrán que se acostumbren a utilizar estas estrategias con destreza, a desarrollar el hábito de la reflexión profunda ante cualquier situación conflictiva de la vida y a solventarla de manera eficaz. Al igual que ellos, todos podemos sumarnos a este movimiento de aprendizaje activo a través del TBL. El libro incluye una tarjeta con organizadores gráficos.
El equipo editorial de SM ha seleccionado cuidadosamente estos libros:
19,23 €
El objetivo de esta obra es servir de guía para generar experiencias en contextos educativos conectados con la realidad de los estudiantes que los muevan a actuar para mejorar su entorno. Al diseñar situaciones de aprendizaje los docentes deben centrarlas en quien aprende, propiciar su desarrollo competencial, contextualizarlas y contemplar la resolución de un problema o la consecución de un reto real o simulado. Los diferentes ejemplos que se muestran en el libro sirven de acompañamiento a los educadores en el diseño, desarrollo y evaluación de situaciones de aprendizaje con sentido para el alumnado, vinculadas con su aprendizaje vital, y que los capacitan para ser agentes de cambio social.
23,08 €
El Aprendizaje Basado en el Pensamiento (TBL) es una metodología que enseña a los alumnos a utilizar destrezas de pensamiento, tanto dentro del aula como en cualquier otro ámbito de la vida, para convertirlos así en buenos pensadores. Estas destrezas se interiorizan mediante el uso frecuente de mapas de pensamiento y organizadores gráficos, diseñados para ayudar a organizar tipos de pensamiento en un proceso que, paso a paso, acumula información y lleva a una conclusión bien reflexionada y fundamentada. Se trata de la puesta en práctica de un pensamiento colaborativo, ya que se trabaja en grupos de tres, cuatro o cinco personas que comparten y comentan sus ideas, conectadas por un sentimiento de empatía y por el deseo de buscar juntas la mejor solución a cualquier problema. Para lograrlo, es clave el papel de los docentes, que guían y motivan su aprendizaje mediante preguntas abiertas que activan su pensamiento.
19,23 €
Numerosos estudios de investigación señalan que los seres humanos necesitan la naturaleza no solo para sobrevivir, sino también para prosperar. El tiempo que pasamos al aire libre favorece nuestra salud cognitiva, social, emocional y física. Por este motivo, se está haciendo cada vez más hincapié en la utilización de espacios naturales en el ambiente educativo. Este libro está dirigido a docentes de Primaria y también a todos aquellos que deseen dar su clase al aire libre. Las ideas que propone se basan en las propias experiencias de la autora con sus alumnos. La mayoría de las actividades y sugerencias son sencillas, y requieren una planificación y unos recursos mínimos. El aprendizaje fuera del aula abarca cualquier experiencia que tiene lugar al aire libre, ya sean juegos en el patio de la escuela, actividades por equipos, de aventura o de valoración y cuidado del medioambiente. Los educadores pueden dar un uso innovador a diferentes lugares y espacios que estimule a los alumnos a disfrutar, crear, innovar y aprender. Es solo una cuestión de costumbre, y habituarse a aprender en la naturaleza es más “natural” de lo que parece.
Como ocurre con cualquier otro cambio, pensar y trabajar fuera del aula requiere cierta dosis de disciplina y esfuerzo. Es necesario un enfoque constante y regular. Cuantas más veces se salga del aula, más sencillo y normal resultará. Lo ideal es tratar de alcanzar una situación en la que estar fuera del aula no requiera más planificación, preparación o esfuerzo que dar la clase dentro de ella. Pero siempre hay que hacerlo teniendo en cuenta esta perspectiva:
• Adoptar un enfoque sostenible y basado en derechos.
• Valorar el juego no estructurado y el aprendizaje lúdico.
• Proporcionar un ambiente natural, propicio para el desarrollo.
• Desarrollar las capacidades creativas de los niños.
Con frecuencia, el trabajo que se tiene preparado para la clase puede funcionar igual dentro que fuera. Sin embargo, si los niños llevan la ropa adecuada, sería mejor salir fuera. A veces se hace referencia a estas actividades como “ambivalentes” respecto al lugar, porque salir no es un requisito esencial para la realización de la actividad. Lo que sí es importante recordar es que el hecho de estar fuera algunas veces reporta beneficios que no se encuentran en los espacios cerrados. La naturaleza única y especial de estar al aire libre proporciona:
• Aire puro.
• Actividad física.
• Sensación de espacio y libertad.
• Aprender a valerse en todos los climas y estaciones.
• Luz natural.
• Acceso a la naturaleza (se puede encontrar incluso en algunos entornos urbanos).
• Un cambio con respecto a estar dentro de un aula.
• Interacciones inesperadas (un avión que pasa por encima o un gato que atraviesa el patio) que pueden suponer oportunidades de aprendizaje adicionales.
• Un mayor número de experiencias multisensoriales.
19,23 €
¿Qué es lo que merece la pena aprender? es una pregunta imposible, si lo que buscamos es la respuesta perfecta. Pero, meditando bien los criterios y con la sensación de tener una misión valiosa que llevar a cabo, podemos buscar respuestas interesantes con inteligencia.Visualizar lo que podría tener un valor dentro de los contenidos que enseñamos en las escuelas es, sin duda, un acto fundamental de imaginación educativa. Hasta ahora, siempre nos hemos centrado en educar para lo conocido. Sin embargo, apostar por que el mañana se parecerá al ayer no parece muy adecuado. Necesitamos un programa más audaz. Llamémoslo "educar para lo desconocido" que, lejos de ser una paradoja inabordable, puede resultar atractivo y estimulante. Lograrlo pasa, según David Perkins, por identificar grandes temas de comprensión, grandes preguntas y grandes destrezas, entendiendo grande como esencial, aquello que nos capacita ampliamente durante toda la vida para desenvolvernos bien ante cualquier situación. ¿Puede esta visión darnos quizá la esperanza de que, a través de la educación, podemos acceder a lo desconocido, abordar sus giros e imprevistos, y situarnos en el camino hacia la sabiduría?
Cuando alumnos, ya sean de cuarto curso de Primaria, segundo de Secundaria o recién llegados a la universidad preguntan “¿por qué tenemos que estudiar esto?”, sabemos qué es lo que les preocupa. No ven la utilidad del tema, o la utilidad que podría tener para ellos, al menos. Les gustaría tener la sensación de que lo que están aprendiendo aquí y ahora será un conocimiento válido en el futuro. Les gustaría tener la sensación de que es algo que contribuirá significativamente al desarrollo de sus vidas. A veces se equivocan al mostrar escepticismo. No son capaces de ver más allá, cómo les servirá en el futuro lo que han aprendido. Pero puede que otras veces tengan razón. Pero lo que sí está claro es que cuestionarse el valor que tiene el conocimiento para la vida es totalmente pertinente en un contexto amplio de la educación. ¿Con qué probabilidad creemos que aparecerá en nuestras vidas un dato, conocimiento o habilidad en particular? ¿Qué importancia tendrá? ¿Aumentará con el tiempo o sencillamente se nos olvidará? Cuando algunos docentes deciden ampliar el rango de lo que se enseña aventurándose más allá de lo impuesto para introducir habilidades para el siglo XXI, avances en las disciplinas, estudios interdisciplinares, etc., lo que están haciendo es demostrar su preocupación por lo que resulta útil aprender. Porque son capaces de prever que un currículo más amplio se acerca más a la vida que probablemente tendrán los estudiantes del presente.
19,23 €
El objetivo de esta obra es servir de guía para generar experiencias en contextos educativos conectados con la realidad de los estudiantes que los muevan a actuar para mejorar su entorno. Al diseñar situaciones de aprendizaje los docentes deben centrarlas en quien aprende, propiciar su desarrollo competencial, contextualizarlas y contemplar la resolución de un problema o la consecución de un reto real o simulado. Los diferentes ejemplos que se muestran en el libro sirven de acompañamiento a los educadores en el diseño, desarrollo y evaluación de situaciones de aprendizaje con sentido para el alumnado, vinculadas con su aprendizaje vital, y que los capacitan para ser agentes de cambio social.
23,08 €
El Aprendizaje Basado en el Pensamiento (TBL) es una metodología que enseña a los alumnos a utilizar destrezas de pensamiento, tanto dentro del aula como en cualquier otro ámbito de la vida, para convertirlos así en buenos pensadores. Estas destrezas se interiorizan mediante el uso frecuente de mapas de pensamiento y organizadores gráficos, diseñados para ayudar a organizar tipos de pensamiento en un proceso que, paso a paso, acumula información y lleva a una conclusión bien reflexionada y fundamentada. Se trata de la puesta en práctica de un pensamiento colaborativo, ya que se trabaja en grupos de tres, cuatro o cinco personas que comparten y comentan sus ideas, conectadas por un sentimiento de empatía y por el deseo de buscar juntas la mejor solución a cualquier problema. Para lograrlo, es clave el papel de los docentes, que guían y motivan su aprendizaje mediante preguntas abiertas que activan su pensamiento.
19,23 €
Numerosos estudios de investigación señalan que los seres humanos necesitan la naturaleza no solo para sobrevivir, sino también para prosperar. El tiempo que pasamos al aire libre favorece nuestra salud cognitiva, social, emocional y física. Por este motivo, se está haciendo cada vez más hincapié en la utilización de espacios naturales en el ambiente educativo. Este libro está dirigido a docentes de Primaria y también a todos aquellos que deseen dar su clase al aire libre. Las ideas que propone se basan en las propias experiencias de la autora con sus alumnos. La mayoría de las actividades y sugerencias son sencillas, y requieren una planificación y unos recursos mínimos. El aprendizaje fuera del aula abarca cualquier experiencia que tiene lugar al aire libre, ya sean juegos en el patio de la escuela, actividades por equipos, de aventura o de valoración y cuidado del medioambiente. Los educadores pueden dar un uso innovador a diferentes lugares y espacios que estimule a los alumnos a disfrutar, crear, innovar y aprender. Es solo una cuestión de costumbre, y habituarse a aprender en la naturaleza es más “natural” de lo que parece.
Como ocurre con cualquier otro cambio, pensar y trabajar fuera del aula requiere cierta dosis de disciplina y esfuerzo. Es necesario un enfoque constante y regular. Cuantas más veces se salga del aula, más sencillo y normal resultará. Lo ideal es tratar de alcanzar una situación en la que estar fuera del aula no requiera más planificación, preparación o esfuerzo que dar la clase dentro de ella. Pero siempre hay que hacerlo teniendo en cuenta esta perspectiva:
• Adoptar un enfoque sostenible y basado en derechos.
• Valorar el juego no estructurado y el aprendizaje lúdico.
• Proporcionar un ambiente natural, propicio para el desarrollo.
• Desarrollar las capacidades creativas de los niños.
Con frecuencia, el trabajo que se tiene preparado para la clase puede funcionar igual dentro que fuera. Sin embargo, si los niños llevan la ropa adecuada, sería mejor salir fuera. A veces se hace referencia a estas actividades como “ambivalentes” respecto al lugar, porque salir no es un requisito esencial para la realización de la actividad. Lo que sí es importante recordar es que el hecho de estar fuera algunas veces reporta beneficios que no se encuentran en los espacios cerrados. La naturaleza única y especial de estar al aire libre proporciona:
• Aire puro.
• Actividad física.
• Sensación de espacio y libertad.
• Aprender a valerse en todos los climas y estaciones.
• Luz natural.
• Acceso a la naturaleza (se puede encontrar incluso en algunos entornos urbanos).
• Un cambio con respecto a estar dentro de un aula.
• Interacciones inesperadas (un avión que pasa por encima o un gato que atraviesa el patio) que pueden suponer oportunidades de aprendizaje adicionales.
• Un mayor número de experiencias multisensoriales.
19,23 €
¿Qué es lo que merece la pena aprender? es una pregunta imposible, si lo que buscamos es la respuesta perfecta. Pero, meditando bien los criterios y con la sensación de tener una misión valiosa que llevar a cabo, podemos buscar respuestas interesantes con inteligencia.Visualizar lo que podría tener un valor dentro de los contenidos que enseñamos en las escuelas es, sin duda, un acto fundamental de imaginación educativa. Hasta ahora, siempre nos hemos centrado en educar para lo conocido. Sin embargo, apostar por que el mañana se parecerá al ayer no parece muy adecuado. Necesitamos un programa más audaz. Llamémoslo "educar para lo desconocido" que, lejos de ser una paradoja inabordable, puede resultar atractivo y estimulante. Lograrlo pasa, según David Perkins, por identificar grandes temas de comprensión, grandes preguntas y grandes destrezas, entendiendo grande como esencial, aquello que nos capacita ampliamente durante toda la vida para desenvolvernos bien ante cualquier situación. ¿Puede esta visión darnos quizá la esperanza de que, a través de la educación, podemos acceder a lo desconocido, abordar sus giros e imprevistos, y situarnos en el camino hacia la sabiduría?
Cuando alumnos, ya sean de cuarto curso de Primaria, segundo de Secundaria o recién llegados a la universidad preguntan “¿por qué tenemos que estudiar esto?”, sabemos qué es lo que les preocupa. No ven la utilidad del tema, o la utilidad que podría tener para ellos, al menos. Les gustaría tener la sensación de que lo que están aprendiendo aquí y ahora será un conocimiento válido en el futuro. Les gustaría tener la sensación de que es algo que contribuirá significativamente al desarrollo de sus vidas. A veces se equivocan al mostrar escepticismo. No son capaces de ver más allá, cómo les servirá en el futuro lo que han aprendido. Pero puede que otras veces tengan razón. Pero lo que sí está claro es que cuestionarse el valor que tiene el conocimiento para la vida es totalmente pertinente en un contexto amplio de la educación. ¿Con qué probabilidad creemos que aparecerá en nuestras vidas un dato, conocimiento o habilidad en particular? ¿Qué importancia tendrá? ¿Aumentará con el tiempo o sencillamente se nos olvidará? Cuando algunos docentes deciden ampliar el rango de lo que se enseña aventurándose más allá de lo impuesto para introducir habilidades para el siglo XXI, avances en las disciplinas, estudios interdisciplinares, etc., lo que están haciendo es demostrar su preocupación por lo que resulta útil aprender. Porque son capaces de prever que un currículo más amplio se acerca más a la vida que probablemente tendrán los estudiantes del presente.